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lunes, 30 de mayo de 2011

Y a mí, ¿qué me pasa con la Patria y sus emblemas?

Las fiestas patrias, cuando era chiquita, me producían un dejo de tristeza. La televisión sólo mostraba desfiles y yo quería ver dibujitos…

Con la escarapela siempre tuve problemas. Si lograba escabullirme en mi casa, me agarraban en el micro o en la escuela. No entendía porqué era obligatorio llevarla.

También recuerdo cómo me retaban cuando los acordes del himno me invitaban a bailar. Con el tiempo aprendí a bailar sólo con un pie para que nadie se diera cuenta.

La bandera, con su canto para subirla, y su canto para bajarla, me producía algo parecido. Con la de ceremonia, si bien era importante llevarla, me picaba la nariz, me daba tos… quería que pasara rápido ese momento.

Ya de adolescente, pude armarme de variadas explicaciones, que sólo servían para no quedarme callada mientras hacía lo que se debía: usar escarapela, quedarme quieta mientras cantaba, poner cara solemne ante la bandera… Seguía sin entender.

Después vinieron tiempos terribles. Como una pesadilla, las banderas, escarapelas e himnos empezaron a perseguirnos. Ahí, lo que logré entender me dejó un poco más inquieta… y paralizada.

A principios del 2008 y en pleno conflicto de la resolución 125, empecé a ver banderas y escarapelas delante de ciertos gritos y amenazas que volvieron a estremecerme. Esa vez sentí indignación: se estaban apropiando de algo que, ¿era mío?…

Cuando Canal 7 eligió como logo a la escarapela, sentí orgullo: lo público, lo colectivo, lo de todos, volvía a nuestras manos.




Ahora uso escarapela con honor, me emociona la bandera flameando pero, les confieso: con el himno, sigo bailando…





Pato Peirano

3 comentarios:

  1. Creo que la Patria es un espacio en el que se puede desarrollar un proyecto de vida, un proyecto colectivo. Nada tiene que ver con esas cosas rígidas de las que se apropian las dictaduras. Nada que ver con el patrioterismo barato que sirve para acallar los reclamos de injusticia.
    Como dice una hermosa canción de Rubén Blades, "la Patria es un sentimiento". Por eso bailamos y cantamos ese himno que habla de lo que queremos para nosotr@s y quienes vengan.

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  2. Lo que escribiste me sorprende bien porque yo no tuve esa vivencia...
    Realmente no me daban ganas de moverme, era un momento (o unos momentos) más del
    año lectivo cuando iba a la escuela. No me pasaba nada. Lo que pudiera pensar o discutir puertas adentro no lo sentía conectado con los símbolos patrios.
    Lo bueno de lo que pasa hace algunos años, o a lo que muchas nos pasa, es que empezamos a VIVIR el país, queremos SABER para defender, discutir y avanzar y, así decidir por algo, HOY. Nadie sabe lo que pasa mañana pero sí podemos ser parte de cómo puede llegar a ser...

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  3. A mi, Pato querida, que tengo unos cuantos años más que vos, Aurora cuando sube y baja la bandera me emociona hasta las lágrimas, desde primero inferior. En la época del Proceso militar, por mi trabajo, me veía obligada a concurrir a diversos actos donde se cantaba el Himno Nacional;mientras duró esa dictadura terrible, no lo canté; alguna vez, si me daba cuenta que sacaban fotos o un alto jefe me miraba, hacía la mímica, para que no me "ficharan". Pero me parecía que, por lo menos, me tenía que permitir de esa pequeñísima manera el derecho de no compartir algo tan respetable con los opresores.

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