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domingo, 12 de febrero de 2012

Malvinas : Una cuestión de soberanía, democracia y DDHH

Malvinas es la causa de todas y todos. Desde el primer arrebato de nuestras Islas, y con el posterior conflicto bélico desatado por la última dictadura cívico militar en un intento de perpetuarse en el poder, el dolor de lxs argentinxs se multiplicó por las vidas y proyectos truncos de nuestros combatientes.

Desde junio de 1982, fuimos atravesadxs por diversos intentos de “desmalvinización”: el manto de silencio sobre las vejaciones que sufrieron nuestros pibes por parte de sus superiores, el desgaste a todos los que reclamaban reparación de sus derechos, el desprecio o indiferencia por los combatientes, la complacencia diplomática de los años 90 ante las grandes potencias, son una muestra de cómo suelen utilizarse causas legítimas y sentidas por un pueblo, para mantener su opresión.

Desde el 2003, el reclamo por vías diplomáticas ante los organismos internacionales para el diálogo sobre la soberanía de Malvinas, representó un viraje fundamental de nuestra política exterior y se entroncó además con la decidida política de Estado en relación al fin de la impunidad de quienes violaron los DDHH en nuestro país. Por esto es que la responsabilidades que la Presidenta de la Nación distingue en relación al conflicto armado de 1982 y la de un gobierno democrático y respetuoso de la ley, respaldado por el mandato popular de manera contundente en las elecciones de octubre, no puede soslayarse.

La desclasificación que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner dispuso del Informe Rattenbach arrojará luz, no solamente sobre el manejo militar del conflicto de 1982, sino que también contribuirá a establecer ante la sociedad quién es quién en relación al honor que les cabe a sus protagonistas. No es casual que partidarios de Cecilia Pando, apologista y defensora de la represión ilegal y del robo de bebés durante la dictadura, hayan agredido al Diputado Díaz Bancalari a la salida del acto en el cual se firmó el decreto para la desclasificación de dicho informe.

La Corte Suprema de Justicia tiene en sus manos recursos extraordinarios presentados por ex combatientes que denunciaron las torturas cometidas por 80 oficiales contra su propia tropa, para que sean considerados delitos de lesa humanidad y por lo tanto no prescriban. A pesar de fallos desfavorables de la Sala I de la Cámara de Casación Penal, los querellantes, entre los cuales está el CECIM LA PLATA y la Secretaría de DDHH de la Provincia de Buenos Aires, esperan un dictamen favorable, para que se haga justicia.

A pesar que, desde los artículos de La Nación se muestren tan empáticos con “la libertad y los derechos de los isleños”, la ocupación de las Islas Malvinas fue, es y será ilegítima. Recordemos la historia...

En 1833, momento de la usurpación, el Gobierno de Buenos Aires había dispuesto la creación de una Gobernación, en un territorio donde se realizaba la explotación de ganado y focas a partir de la cual, se sancionaba la caza y pesca no autorizada a buques ingleses, franceses y estadounidenses. Eso demuestra el verdadero interés de Gran Bretaña – y de sus socios - por las Islas Malvinas: su estratégica ubicación geopolítica y sus abundantes recursos naturales. Confirmando esto, desde hace doce años intensificaron la campaña exploratoria de las compañías petroleras en la zona, y viven anunciando el aumento del desarrollo de pozos para un futuro próximo, lo que eleva el valor de cotización en bolsa de las acciones de esas compañías e impulsa acuerdos entre las operadoras británicas en Malvinas con importantes financieras europeas.

El envío de buques con armamento nuclear a la zona que ha sido denunciado por nuestro gobierno ante las Naciones Unidas, es otra expresión más de cómo proceden los países que se han ufanado de civilizados frente al mundo: la ley que no se aplican a sí mismos pero imponen a otras naciones menos poderosas, se desvanece ante la contundencia del poderío militar. Este mecanismo en la actualidad se les complica políticamente por el importantísimo e inédito apoyo de América Latina, que respalda esta causa como propia y enmarca de manera muy diferente el llamado al diálogo de nuestro gobierno y desde las resoluciones de los ámbitos internacionales, una y otra vez.

Encarando de manera seria y decidida, con respeto por nuestros caídos, por la afirmación de nuestros derechos territoriales, por la democracia y la soberanía, es que recuperaremos nuestras islas.

Malvinas es una causa latinoamericana. El respeto por los valores de la democracia y de los derechos humanos, también.

Daniela Godoy y Patricia Peirano

2 comentarios:

  1. El artículo refleja la vigencia de la causa Malvinas encuadrándola como un tema de la región latinoamericana. Me pareció muy bueno.
    MAría Descole

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  2. Muy buena la nota chicas y sintética!! Con nuestra presidenta estamos abriendo caminos nuevos para actualizar nuestro legítimo reclamo, y no reaccionando en formas arcaicas y agresivas como lo está haciendo Camerón.
    Pacíficamente, con paciencia y de la mano de Latinoamérica volveremos a Malvinas!!
    Mariel Arandia

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