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lunes, 6 de junio de 2011

Rechazo y transformación, y viceversa

Desde el 2003, la estructura de trabajo que trajo “vientos de cambio” a nuestro país tenía como figura visible a Néstor Kirchner. La crítica hacia su mujer como “aquella que manejaba los hilos” del gobierno de su esposo, tenía un trasfondo débil: se podía hablar de ella despectivamente sin ningún miedo a mayores consecuencias, porque se mantenía en el lugar de “la mujer de”.
Aquellos sectores que vehiculizaban esa crítica ponían de manifiesto, sin darse cuenta, que era ella la que tenía mayores y mejores habilidades para la gestión gubernamental. En todo caso, se permitían traslucir ese elogio porque no querían –ni podían- imaginarse que Esa mujer podía concretar los mismos “manejos” como cabeza de gestión del país.

Hoy es una mujer la que promueve y sostiene los cambios desde el máximo nivel de autoridad posible. Hombres y mujeres están dispuestos a acompañarlos y a actuar en consecuencia. Ni qué decir si, encima, hay jóvenes que se ven incluidos en ese proyecto. La combinación “mujer + juventud” se torna casi inaudita. La adhesión cada vez mayor de la juventud al gobierno de una mujer se minimiza por la condición de ser eso: jóvenes (manejables, sin experiencia, volátiles, etc.).

El lugar de la mujer en nuestra historia hasta hoy fue también ése: la mujer está para “otra cosa”. Muchos de los que se oponían a la sanción de la ley de voto femenino en nuestro país, esgrimían como argumento que se trataba de un régimen que “pretendía cooptar adeptas dando el voto a las mujeres que sin educación y pensamiento propio, se sumarían a las hordas…”. En conclusión, tanto los jóvenes como las mujeres, no estarían para esto.

Para lo que estarían, entonces, es para continuar con los mandatos, con aquello establecido, continuando con la lógica de construcción de lo que Arturo Jauretche llamó zonceras: tener una posición tomada que no requiera argumentación ni tiempo para explicar ni de dónde viene ni hacia dónde va, por ende, imposibilitados en la búsqueda del porqué (posición al fin).

Si de rechazo entonces se trata, para posibilitar la búsqueda de los porqués, habrá que generarlo de alguna manera. La reacción visceral de muchos y muchas ante nuestra presidenta moviliza cosas y, más importante aún, discursos: la circulación de los discursos es permanente, pero la novedad desde el 2003 hasta hoy, es que un hombre y una mujer articularon en sus propios discursos y acciones de gobierno, que nada se puede dar por sentado, que el cuestionamiento, el conflicto y el rechazo además de movilizar, tienen el poder de transformar la realidad.



Dolores Álvarez

3 comentarios:

  1. Tus reflexiones me hicieron recordar un artículo periodístico referido a "xq tanto odio a nuestra presidenta". Su escritor, por ser psicoanalista, recorría distintos aspectos que podían albergar alguna respuesta.

    Siempre me quedo reflexionando sobre lo distintivo de Cristina (es decir qué conmueve y/o molesta) que nos interpela continuamente: si es su capacidad, sus convicciones, su fortaleza, o la combinación entre todos estos atributos con la mirada femenina. Todavía no puedo contestármelo.

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  2. La presidenta sexy de Volnovich?? fue uno de los disparadores porque me parece que sintetiza muy bien muchos de los rasgos que "molestan" de CFK. Les dejo el link a la nota http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/subnotas/5556-588-2010-03-05.html

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